miércoles, 10 de noviembre de 2010

La piedra en el zapato.

Cierto día mientras caminaba, sentí que una pequeña piedra se había metido dentro de mi sandalia, la verdad, me dificultaba mucho al andar y por más que intentaba sacarla, no podía, ahí seguía. La gente me miraba de manera extraña, viendo mis esfuerzos para sacarme la pequeña piedrita, hasta que tuve que detenerme, sentarme y sacarla. Ya después de no tenerla, sentí mucha comodidad de continuar y vi que podía dar mis pasos con más seguridad y agilidad.
Así es la vida, con frecuencia encontramos piedritas que nos hacen tropezar, o simplemente, se introducen en nuestro zapato y no nos dejan caminar, duele sentirla enterrarse en el pie, es difícil poder afirmar cada paso. Hay quienes se pasan su vida con la piedrita en el zapato, y así se torturan, o simplemente renuncian al camino, se dejan vencer, porque no saben andar con esa molestia. Pero otros, con espíritu luchador, que no renuncian ante nada, saben que es mejor tal vez detenerse, sacarse el zapato, liberarse de la piedra, y continuar, hasta llegar a su meta.
Nos quejamos por pequeñas piedritas, renunciamos ante el primer obstáculo, preferimos los caminos lisos, sin nada que nos haga tropezar o caer, porque no sabemos asumir las dificultades. Es mejor muchas veces, encontrar el atajo, lo fácil, o todo ya terminado. La vida se construye desde las cotidianidades, todo lo que nos rodea nos habla, nos enseña, hace parte del vivir.

Revisa tus zapatos mentales, aquellos que utilizas para andar de acuerdo al momento o al terreno que pisas. A lo mejor, aquello que te duele y te molesta, es tan solo una piedrita que en el avanzar se ha introducido ahí.

Sólo debes hacer un pare en el camino, sin renunciar a él, sácala, libérate de ella y sigue adelante. No te rindas, no podemos vivir todo el tiempo, con esa molestia, ni tampoco dejar a un lado nuestros sueños, por miedo a la lucha. Eso es vivir, así lo hacen las almas gigantes..

Crean en la vida.

La felicidad sólo depende de nosotros, más allá de todo lo material que muchas veces nos gratifica pero que solo logra esa alegria transitoria sobre lo adquirido.
Estamos viviendo momentos cargados de incertidumbre, de miedos, de temor. Estamos dudando a diario sobre el verdadero significado de la vida, estamos dejando de creer.
Si observamos al hombre nos encontramos con un ser que sólo busca su satisfacción personal a través de la obtención de logros y objetivos que en la mayoría de los casos estan ligados con lo material, con el dinero y pocas veces nos encontramos descubriendo a un hombre preocupado por ser mejor persona, o tratando de ser feliz con las cosas cotidianas, las de todos los días.
En este ir y venir, en este mundo plagado de ambiciones las palabras honestidad, solidaridad, amor y bien parecen estar un poco olvidadas y no reparamos en que ellas son las puertas que al abrirlas nos conducen a una vida mejor.
Los grandes proyectos necesitan de la fusión del bien, de la honestidad, de la solidaridad y por sobre todo del amor al prójimo para ser exitosos. Debemos creer en la vida más allá de todo lo que suceda, y por sobre todo dar un mensaje claro a nuestros hijos para que ellos descubran el verdadero camino hacia la felicidad.

No te olvides de lo principal

Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en sus brazos pasó delante de una caverna y escuchó una voz misteriosa que desde adentro le decía: "Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Debes tener en cuenta que al salir, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal"
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y las joyas, dejó al niño en el piso y comenzó a juntar todo lo que podía. La voz misteriosa habló nuevamente: “Tienes solo ocho minutos" Agotados los ocho minutos, la mujer, cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró. Recordó que el niño había quedado en ese lugar y la puerta estaba cerrada para siempre.
Las riquezas duraron solo 8 minutos. La desesperación y la angustia por siempre.
Lo mismo nos ocurre a nosotros. Tenemos la vida limitada a unos pocos años en este mundo y la voz de Dios siempre nos advierte: “No te olvides de lo principal”
¿Qué es lo principal?. Los valores espirituales, el amor hacia nuestra familia, nuestros amigos y una vida llena de fe y esperanza.
Esta es la verdadera riqueza, la que se puede guardar en nuestro corazón. No los placeres, el dinero, la fama, el éxito, ni el poder. Todas estas cosas nos distraen de lo que realmente importa, de lo que es esencial: “LOS TESOROS DEL ALMA”
Cuando la puerta de tu vida se cierra para siempre, de nada valdrán las lamentaciones. Detente y piensa por un momento ¿qué es lo principal en tu vida?
“NUNCA LO OLVIDES"

Reflexión

Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas.
Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero interiormente estamos vacíos.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.
Hemos llegado a la luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.
Tenemos mayores ingresos, pero menos moral y felicidad.
Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría. Con más comida, pero menos nutrición. Son días en los que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas, pero más hogares destruidos. Por eso, siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas; pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos en el campo, en la playa; come tu comida preferida; visita los sitios que te gustan.
La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es sólo para sobrevivir. Escribamos aquella carta que pensábamos escribir. Digamos hoy a nuestros familiares y amigos cuánto los queremos. No retrases nada que agregue alegría y felicidad a tu vida. Cada día, hora y minuto pueden ser especiales.