viernes, 7 de noviembre de 2008

El puño cerrado

Un mullah desea llevarle nueces a su esposa, pues le ha prometido cocinar "fesenjan", una comida que se prepara con nueces. Anticipando el festín, el mullah hunde la mano en la vasija que contiene las nueces y toma tantas como caben en ella. Al pretender sacar el brazo de la vasija, le es imposible hacerlo por más que tire de él. De nada sirven sus lamentos e injurias.Tampoco logra retirar el brazo cuando su esposa toma el recipiente y tira de él con todas sus fuerzas. La mano sigue trabada en el cogote de la vasija.Luego de innumerables intentos llaman a los vecinos. Todos se interesan vivamente por lo que sucede y uno de ellos se dirige al desesperado mullah y le dice: "Te ayudaré si haces exactamente lo que te pido". "Lo haré de mil amores, con tal de que me liberes de esta maldición". "Vuelve a meter la mano en la vasija".Esto sorprende al mullah. ¿Por qué habría de meter el brazo en las profundidades de la vasija si quiere lograr precisamente lo opuesto?No obstante, hace lo que se le pide.
El vecino prosigue: "Abre tu mano y deja caer las nueces". Esto disgusta al mullah, pues las quiere para su comida favorita. A regañadientes obedece las indicaciones de su salvador.Éste dice: "Ahora junta los dedos y sácala lentamente de la vasija". He ahí que el mullah retira la mano con toda facilidad de la vasija. Pero no está totalmente satisfecho. "He logrado liberar mi mano, pero ¿y las nueces?".Entonces el vecino toma la vasija, la inclina y hace rodar fuera tantas nueces como quiere el mullah. Éste lo observa con gran sorpresa, mientras murmura: "¿Eres mago?".

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