lunes, 5 de enero de 2009

Trozos de carbón

Cuenta un relato lo que le sucedió a Paco, un niño de 8 años. Un día, después de clase, entró enojado en su casa. Su padre, al verlo entrar, lo llamó para charlar. Antes que su padre hablara algo, Paco le dijo irritado:
-"Papá, estoy con muchísima rabia y enojado con Joaquín"-. Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo mientras seguía con su reclamo.
-"Joaquín me humilló delante de mis amigos.
¡Me gustaría que le pasara algo malo!".-
El padre escuchó callado mientras caminaba buscando una bolsa de carbón.Llevó la bolsa hasta el patio y le dijo a Paco:
-"Hijo, quiero hacerte una propuesta. Imaginemos que aquella camisa blanca que está colgada es tu amigo Joaquín y que cada trozo de carbón es un pensamiento malo que tú le envías.
Quiero que tires ese carbón en la camisa. Dentro de un rato vuelvo para ver como quedó."
Al niño le pareció un juego divertido. La camisa estaba colgada lejos y pocos trozos de carbón de los que tiraba Paco acertaban al blanco. Al fin, el padre le preguntó: -"Hijo, ¿cómo estás ahora?"
Paco le contestó: -"Estoy cansado pero feliz, porque acerté muchos trozos de carbón en la camisa".
El padre miró a su hijo, que no entendía la razón de aquél juego, y le dijo: -"Ven, quiero que veas una cosa"-.
El hijo fue hasta el cuarto y se miró en un espejo. Se dio un susto, no se reconocía, solo conseguía ver sus dientes y ojos. Estaba todo ennegrecido y sucio. Su padre, entonces, le dijo:
-"Viste que la camisa casi no se ensució...., pero fíjate en ti mismo. Las cosas malas que deseamos a otras personas son como los trozos de carbón. Aunque consigamos molestar a alguien, nosotros uedamos más manchados que aquellos.
Cada cosa mala que hacemos, una grosería, una mentira, un insulto, una venganza, aunque nos haga sentir mejor, mancha nuestra alma y no nos hace mejores."

No hay comentarios.: