miércoles, 16 de marzo de 2011

Beauvoir decía que los seres humanos, a pesar de las miserias del mundo, siempre siguen soñando...


Plutarco cuenta que un día Pirro hacía proyectos de conquista: "Primero vamos a Grecia", decía. "¿Y después?", le pregunta Cineas. "Pasaremos al Asia, conquistaremos Asia Menor, Arabia". "¿Y después?" "Iremos hasta las Indias". "¿Y después de las Indias?" "¡Ah!", dice Pirro, "descansaré". "¿Por qué no descansar entonces, inmediatamente?", le dice Cineas. Cineas parece sabio. ¿Para qué partir si es para volver? ¿A qué comenzar si hay que detenerse? (…) (Pero) en tanto que permanezca viva, es en vano que Cineas me hostigue diciéndome: "¿Y después? ¿Para qué?" A pesar de todo, el corazón late, la mano se tiende, nuevos proyectos nacen y me impulsan adelante. Los sabios han querido ver en ese empecinamiento el signo de la irremediable locura de los hombres: pero una perversión tan esencial, ¿puede ser aun llamada perversión? ¿Dónde encontraremos la verdad del hombre, si no es en él mismo? La reflexión no puede detener el impulso de nuestra espontaneidad.

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