martes, 25 de agosto de 2009

Nos acostumbramos...

Nos acostumbramos a vivir en departamentos y a no tener otra vista que no sean las ventanas de alrededor.
Y porque no tiene vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera. Y porque no miramos para afuera luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.
Y porque no abrimos del todo las cortinas luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.
Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde.
A tomar café corriendo porque estamos atrasados, a comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto.
A salir del trabajo porque ya es la tarde
A cenar rápido y dormir pesados sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos a esperar el día entero y oír en el teléfono: ” hoy no puedo ir ”.
A sonreír a las personas sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos.
Si el cine está lleno, nos sentamos en la primera fila y torcemos un poco el cuello.
Si la playa está contaminada, sólo mojamos los pies y sudamos el resto del cuerpo.
Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana.
Y si el fin de semana no hay mucho que hacer vamos a dormir temprano y quedamos satisfechos porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos acostumbramos a ahorrar vida.
Que, de poco a poco, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.

No hay comentarios.: