jueves, 1 de octubre de 2009

No permanecer, ni transcurrir.

Persuádete de que esto es así como te escribo:
parte del tiempo se nos roba, parte se nos va sin saber cómo, parte se nos escurre.
Pero la pérdida más vergonzosa es la debida a la negligencia.
Y si quisieras fijarte en ello, encontrarías que la parte más grande de la vida se nos pasa haciendo mal, otra no pequeña sin hacer nada, y toda ella haciendo lo que no ha de hacerse.
¿A quién me citarás que ponga precio al tiempo, que conozca el valor de un día, que se dé cuenta de que cada día muere un poco?
Porque nos equivocamos cuando miramos la muerte como futura; una gran parte de ella es cosa ya pasada.
Lo que de nuestra edad dejamos atrás, está en manos de la muerte.
Haz, pues, mi querido Lucilio, lo que me escribes que haces: aprovechar todas las horas. Resultará así que dependerás menos del día de mañana, si el de hoy lo tienes bien asido. Mientras se difiere, transcurre la vida. Nada, Lucilio, es nuestro, excepto el tiempo.

Séneca

1 comentario:

Rodrigo de la Fuente dijo...

hola!
cai en tu blog por mera casualidad, hice clic en donde dice capital federal en el mio y me aparecio todo un listado! lei lo que pusiste y me parecio copado asi que ahoraaaaa leeré el resto!

beso!°
Rod.