
-"¿Quién eres tú?", le preguntó al mar la muñeca de sal.
Con una sonrisa, el mar le respondió:
-"Entra y compruébalo tú misma".
Y la muñeca se metió en el mar.
Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella.
Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada:
-"i Ahora sé quién soy!".
A. De Mello
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