viernes, 4 de septiembre de 2009

Un matrimonio feliz exige una inversión

Casi todas las parejas estarán de acuerdo en que un matrimonio feliz exige una inversión de tiempo y energía. Pero, muchas parejas se desilusionan si sus esfuerzos no rinden resultados inmediatos. Pronto desisten de su empeño, al concluir que el matrimonio exige demasiado trabajo.Los buenos matrimonios no son producto de la casualidad. Casi todos crecemos creyendo que el amor es algo mágico y que, en última instancia, está fuera de nuestro control. No "decidimos" amar; simplemente, nos enamoramos.El amor verdadero no se destruye fácilmente. Secretamente, casi todas las parejas temen que su relación llegue a estancarse y marchitarse. Sin embargo, el amor rara vez muere. Sólo parece ausente, porque permitimos que otros sentimientos lo eclipsen.Cuando esperamos que el compañero o la compañera fomente nuestro ego o compense nuestras flaquezas, invariablemente quedamos decepcionados, y nuestro cónyuge resentido. Sólo cada cual debe asumir la responsabilidad de lo que siente, y de la propia valía.Amar es aceptarse mutuamente. Con demasiada frecuencia, creemos incesantemente que el amor nos autoriza a remoldear la manera de ser de la persona amada. Tratamos de anular los rasgos de personalidad desagradables de nuestra pareja, incluso si en este proceso disminuimos las cualidades mismas que nos inspiran tanto cariño.Los cónyuges suelen ser, por desgracia, los chivos expiatorios más a la mano. Es más fácil encontrar fallos en lo que él o ella están haciendo, que examinar cómo nosotros mismos hemos creado nuestra propia infelicidad.

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