lunes, 2 de noviembre de 2009

Paradoja de los tiempos modernos

Hoy tenemos casas más grandes y familias más pequeñas. Más facilidades, pero menos tiempo. Tenemos mayor preparación, pero menos sentido común, Más conocimiento, pero menos discernimiento. Tenemos más expertos, pero más problemas Más medicinas, pero menos bienestar. Gastamos demasiado, reímos demasiado poco, conducimos demasiado rápido, nos enojamos demasiado pronto. Nos acostamos demasiado tarde y leemos demasiado poco. Vemos demasiada televisión. Aumentamos nuestras posesiones, pero disminuimos nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos muy poco y mentimos muy a menudo. Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivirla. Hemos agregado años a nuestra vida, pero no vida a nuestros años. Tenemos más edificios y menos carácter. Autopistas más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más, pero tenemos menos. Compramos más, pero nos divertimos menos. Hemos ido a la luna y regresado, pero nos cuesta cruzar la calle para visitar a nuestros vecinos. Hemos conquistado el espacio exterior, pero no nuestro interior. Hemos desintegrado el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más, aprendemos menos, planeamos más, logramos menos, hemos aprendido a correr, pero no a esperar, tenemos ingresos más altos, pero moral más baja, Construimos más ordenadores para manejar más información, para producir más copias, pero, tenemos menos comunicación. Tenemos más cantidad, pero menos calidad. Es tiempo de comidas rápidas y digestión lenta, hombres altos y caracteres bajos. Más entretenimiento... pero menos diversión, más variedad de comidas... pero menos nutrición, dos salarios… pero más divorcios. Mejores casas, pero hogares deshechos.
Por eso te propongo, que hoy, no guardes nada para ocasiones especiales, porque cada día que tú vivas es una ocasión especial. Busca el conocimiento, lee más, siéntate delante de tu casa y admira la vista sin pensar en tus necesidades. Pasa más tiempo con tu familia y amigos, come tus comidas favoritas, y visita los lugares que amas. La vida está hecha de momentos para disfrutar, no para sobrevivir. Usa tu cristalería, no guardes tu mejor perfume, úsalo cada vez que desees hacerlo. Elimina de tu vocabulario frases como “en estos días” o “algún día” Escribe aquella carta que pensaste escribir “en estos días”. Diles a tu familia y amigos cuánto los amas. No pospongas nada que traiga risas y alegría a tu vida. Cada día, cada hora y cada minuto es especial. Y tú no sabes si será el último. Por eso vive la vida momento a momento.

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