jueves, 24 de abril de 2008

“Vinimos a este mundo para aprender a amar y a ser amados"

"Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre chino poniendo un plato de arroz en la tumba vecina.El hombre se dirigió al chino y le pregunto, levemente burlón:- Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz?- Si, respondió el chino, cuando el suyo venga a oler sus flores…"

Juzgar nos separa del otro...
Juzgar constantemente a las personas que nos rodean obstaculiza nuestros vínculos, porque nos separa de ellas.
Por el contrario, la actitud de asentir -decir si- al otro tal como es, nos ayuda a vincularnos sanamente.
Los juicios anulan nuestra capacidad de percepción, y muchas veces nuestra objetividad.
Si decimos que alguien es soberbio, captamos los signos de soberbia que reafirmen nuestro juicio, pero dejamos de percibir todos sus signos de humildad, recortamos la realidad, no la integramos (+ -).Quizá aprendimos hacerlo Si en los vínculos primarios de nuestras vidas hemos sido juzgados, esto formará en nosotros un modelo de vínculo donde uno juzga al otro. Y así, actuaremos tal como lo hicieron con nosotros, y lo justificaremos de distintos modos Y cuando vivimos juzgando nuestras relaciones lo que hacemos es ponernos en una posición de superioridad: la de quien decide y sabe lo que está bien y lo que está mal; y qué actitud es la correcta a cada situación. Y los otros están allí para recibir nuestra aprobación o reprobación. Este el problema.
El juez establece los parámetros sobre lo que está bien y lo que está mal, lo correcto y lo incorrecto. Ahora bien, la pregunta es ¿estamos seguros que siempre podremos actuar de la forma que pregonamos?; ¿podemos asegurar que nunca elegiremos lo que reprobamos?, en términos del evangelio: ¿podemos tirar la primera piedra?, ¿es nuestro rol juzgar a otros?, ¿o vinimos a este mundo a aprender a amar? Porque no vinimos al mundo a juzgar Hay una pregunta muy sencilla y profunda a la vez que viene bien para reflexionar este tema: ¿cómo sería yo si eso me estuviera pasando a mi?.Una pregunta que abre el corazón. Porque cuando juzgamos nos olvidamos de ponernos en el lugar del otro, cerramos nuestro corazón. Y entonces, nos quedamos solos aunque estemos rodeados de gente. En cambio cuando aceptamos y dejamos de juzgar, podemos ver al otro tal como es, saber quién es, qué le pasa, cómo se siente.Sino a amarAsí nuestros vínculos se hacen más profundos y sanos, esto es el verdadero significado de la incondicionalidad en el amor: ASENTIR -decir si- sin juzgar ni querer que el otro haga o sea como yo creo que debe ser. Comenzando por uno mismo Y para trabajarse en esta cuestión, es importante evitar juzgarse uno mismo cuando nos descubrimos juzgando a otros. Si queremos dejar de juzgar, no nos critiquemos duramente cuando nos descubrimos juzgando, porque esto no nos ayudará a modificar esta actitud. Si cuando nos descubrimos juzgando paramos ahí mismo, en ese momento, ya hemos dado un gran paso! Es el momento del “darse cuenta”, uno de los pilares fundamentales del cambio. Si nos enjuiciamos por juzgar, fortalecemos este hábito.El camino acá también es decir si, asentir, luego llega solo el cambio deseado.
Dejar de juzgar es comenzar a conocer al otro verdaderamente. Conocer para asentir, decir si. Y quien asiente, nunca está solo. Respetar las opiniones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, por lo tanto actúan diferente y piensan diferente. ¿Para qué vivimos a este mundo? “Vinimos a este mundo para aprender a amar y ser amados” La espiritualidad nos ilumina el camino




"Si juzgas a la gente no tienes tiempo de amarla". Madre Teresa de Calcuta

3 comentarios:

KUKA dijo...

Me inclino ante tanta verdad.

BesandoTusDeseos dijo...

Mira lo que expreso en mi blog y por favor responde mis dudas :)
http://besandotusdeseos.blogspot.com.ar/

Unknown dijo...

Si alguien dice que estamos en esta vida para ser felices es mentira lo he leído en muchos sitios .tienes que entregarte a los demás para llevar la cruz con Jesus ahí esta la felicidad .el dijo el que quiera seguirme que coja su cruz y me siga .no he venido a traseros la paz,si no la espada.