lunes, 8 de junio de 2009

Naciste para ofrecer tus dones al mundo.

Naciste para ofrecer tus dones al mundo. Pero las cosas están dispuestas para que antes de que puedas resplandecer como persona efectúes el trabajo interior. Tienes que llegar a conocerte; debes observar las creencias que te limitan y recrearlas. Y debes analizar los falsos supuestos que tienes acerca de lo que puedes ser, tener y hacer como persona y entonces disponerte a corregirlos. Necesitas cobrar conciencia de tus pautas históricas de reacción en los diferentes escenarios de tu vida y recrearlas. Y debes encarar tus temores y superarlos. Entonces puedes abrir el corazón y preocuparte más de la felicidad de otras personas que de la felicidad de ti mismo. Y una vez que lo has hecho, irónicamente, serás feliz. Hallaremos nuestras grandes respuestas sólo cuando nos entregamos a los sentimientos y anhelos que solemos evitar. Nuestros sentimientos nos ofrecen una inmensa sabiduría y llevan en sí el conocimiento de nuestra mente subconsciente. Y el subconsciente es nuestro vínculo con la sabiduría del universo. Nuestro pensamiento consciente es muy limitado, pero nuestro pensamiento subconsciente es infinito. Tenemos un poder fenomenal en nuestro interior; pero hemos perdido la conexión con él. Parte de la razón es el miedo. Las posibilidades disponibles son en verdad milagrosas. Las maravillas que podemos crear en nuestra vida, si nos alineamos con la fuerza de la naturaleza, son asombrosas, verdaderamente lo son. Pero todo ese potencial conlleva ciertas responsabilidades y esto nos atemoriza. Así que no creemos en nosotros mismos. Negamos nuestro poder y erigimos barreras que nos impiden alcanzar la vida extraordinaria que nos corresponde. El punto de partida de la iluminación es el liderazgo interior. El liderazgo consiste en responsabilidad personal, descubrimiento de uno mismo y creación de valor en el mundo por la persona que llegamos a ser. Demasiada gente pasa el tiempo culpando a otros por todo lo que no funciona en su vida. Pero culpar a los demás no es más que disculparse a uno mismo. Culpar a los demás por la calidad de nuestra vida es una triste manera de vivir. Si lo haces, sólo estás jugando a ser la víctima, porque viviendo así, esencialmente estás diciendo que eres incapaz de dirigir tu vida. Es una manera muy impotente de vivir. El único modo de elevar tu vida al nivel siguiente es actuar como líder y asumir un auténtico liderazgo en la vida. Cuando te miras al espejo y te dices desde lo más hondo de ti mismo que para que cambie tu vida, debes cambiar tú, en ese momento habrás crecido y atravesarás la puerta que conduce a tu mejor modo de vida. Entonces habrás empuñado la vida con tus propias manos. Habrás asumido la responsabilidad del destino que se te presenta. Dejarás de ofrecer resistencia a tu vida y la aceptarás tal cual es. Estarás en sintonía con esas leyes inmutables de la naturaleza, leyes que siempre han gobernado la manera como funciona la vida desde el principio de los tiempos. Habrás recuperado tu poder. Deja de culpar a los demás por cualquier cosa que te moleste en la vida. Mira el espejo y recupera una parte de responsabilidad sobre tu vida. Así empiezan el cambio personal y el liderazgo en la vida. Hay otra manera de vivir y es una forma mucho más poderosa de actuar. No tiene nada que ver con proyectar cosas en la cabeza y sí mucho con escuchar los susurros del corazón. Deja de ocuparte tanto en hacer y empieza a dedicar más tiempo a ser. Proponte alinear tu vida con el poder natural que dirige el mundo allí están tus respuestas.Sólo podía mantenerme alerta en el presente y abrirme a lo que fuera a desplegarse. La vida parecía ahora conducirme y estaba listo para gozar de sus dones y saborear sus sorpresas; era como si un conjunto de manos ocultas o una fuerza invisible me guiaran en dirección a mi vida más elevada y más auténtica.He comprendido que esta fuerza, este poder invisible, es la fuerza de la naturaleza. Es el mismo poder que ha creado las estrellas y engendrado el crepúsculo. Late en todos los seres vivientes y está al alcance de quien esté alerta para detectarlo y alinearse con él.Todo comienza con la decisión de quitarse las anteojeras que condicionan nuestra visión del mundo y buscar la verdad. Y la verdad se me volvió más clara a medida que me internaba en mí mismo.Es una búsqueda individual de la verdad, la verdad acerca de lo que hemos experimentado en el pasado y acerca de qué podemos ser en el futuro, la verdad acerca de por qué estamos aquí y cómo hemos llegado adonde estamos. Descubrir la verdad y actuar en la vida según sus presupuestos nos hace libres.Liderar mi vida es prescindir del férreo control que mantenía sobre mi realidad. Todos debemos prescindir de esa adicción tan común a saber con antelación cómo se va a desarrollar nuestra vida.El hecho es que desarrollamos lo más poderoso de nuestro ser, o por lo menos empezamos el proceso de conseguirlo, apenas abandonamos los controles a que con tanto temor nos aferramos y nos abrimos a todas las posibilidades que nos presenta este glorioso universo.Se trata de un gran acto de humildad, pues requiere que abandonemos la creencia de que sabemos lo que es mejor para nosotros. Requiere que aceptemos que lo que creemos necesitar para ser felices puede perfectamente no ser lo que necesitamos. Supone que nos entreguemos a la inteligencia mucho más poderosa del mundo en que vivimos.Sé que no será fácil en un principio, que puede atemorizar, pero he descubierto que al otro lado de nuestro mayores miedos reside nuestra mayor fortuna. Se trata de tener fe en que incluso si nuestra vida no se despliega conforme a nuestros mejores planes, estos de todas maneras resultarán bien. Es creer en un éxito más elevado que trasciende el alcance de lo que habitualmente podemos ver.Ser un verdadero ser humano espiritual es ser un auténtico ser humano. Es vivir según tus más nobles valores personales, guiar tu vida según la verdad y ver el mundo de un modo más evolucionado y lúcido.La condición misma del ser humano es la imperfección, pero he llegado a comprender que somos perfectos en nuestra imperfección. Si no tuviéramos debilidades no tendríamos nada en que trabajar durante el viaje de la vida. Nuestros rasgos son en realidad tesoros preciosos que ofrecen vías de acceso a versiones más elevadas de la persona que habitualmente somos. Nuestras imperfecciones dan sentido a nuestra vida. Nos dan una misión central: retroceder a la persona original e ideal que fuimos al nacer y recuperar la persona que verdaderamente somos. Si no fuera por nuestro defectos no tendríamos mucho trabajo interior que hacer. Y este trabajo interior nos vuelve a conectar con nuestra magnificencia personal. Para contar con una vida nueva, primero debes pensar, sentir y actuar como una persona nueva. En la vida no logramos en última instancia lo que deseamos, logramos lo que somos. Para tener nuevas cosas en la vida, tienes que empezar por hacer cosas nuevas. Empezar de verdad a conocer tus debilidades. Establecer tus debilidades es una de las razones principales por las que estamos aquí. El propósito de nuestra vida, en muchos sentidos, es hacer las paces con nuestra oscuridad para poder vivir en nuestra luz. Todos tenemos puntos ciegos. Tenemos que reconocerlos y llevarlos a la luz de la conciencia, donde se curarán. Y tenemos que reconfigurar nuestras creencias falsas y trabajar nuestras emociones bloqueadas. Es irónico, pero avanzar es esencialmente retroceder, volver a las criaturas bellas y perfectas que éramos al nacer.Lo que no posees en ti mismo te posee a ti. Si no eres dueño de esa parte oscura de ti mismo que es egoísta, ella te poseerá. Si no eres dueño de esa parte tuya que siente que nunca serás bastante bueno, ella te poseerá. Si no eres dueño de esa parte oscura que desconfía de los otros seres humanos, ella te poseerá de varias maneras y después te arruinará la vida. La mayoría de la gente se niega a sí misma y evita conectarse con su persona en la sombra, con la persona que no acepta. Sólo si comprendes este principio esencial serás capaz de hallar la paz interior y la alegría exterior que mereces. Porque sólo si conoces y luego aceptas todo lo que hay en ti podrás verdaderamente amarte. Y sin amor a uno mismo no hay paz y sin paz no hay alegría. No obstante, y paradójicamente mientras más descubras tu luz como ser humano y mientras más la dejas brillar en el mundo, más empiezan a revelarse las partes que te has ocultado. La vida tiene altos y bajos. La mayoría de las personas somos prisioneros de ese drama. Nos sentimos felices cuando las cosas van bien. Y tristes cuando van mal. Este tipo de acercamiento a la vida es una manera muy débil de vivir. Te conviertes en una especie de madero que flota a la deriva. Te desplazas según la corriente. Primero vas en una dirección y luego vas en otra. Un modo mucho más sabio de jugar el juego consiste en abandonar todo juicio. Dejar de etiquetar las experiencias de la vida y sencillamente aceptarlas sin resistencia. El paso siguiente es comprender que la vida no es más que una escuela de crecimiento y que cuanto te sucede es realmente hermoso. Nuestra vida sólo es una serie de instantes; si pierdes los instantes, pierdes la vida. No estas solo y nunca lo has estado en tu vida. Confía en que no hay mejor lugar donde puedas estar que el lugar que ocupas ahora

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